QuerĂa visitar una vez más a mi amiga en Stuttgart. Como siempre, tomĂ© el tren y luego tomĂ© el tranvĂa a la montaña para bajar a pie a su casa. HabĂa llovido y el sol deslumbraba mis ojos. De repente, vi una luz en el piso. ÂżQuĂ© era esto? Sobre el pavimento de la acera brillaba algo, un punto dorado. Me detuve y mirĂ© lo que era exactamente. Era un pequeño adoquĂn cuadrado en color oro. En el habĂa un nombre grabado y dos fechas. Era una piedra tropezona.
Era el artista Gunter Demnig quien tuvo la idea de estas piedras tropezonas. Son pequeñas placas conmemorativas que tienen el sentido de hacernos recordar el destino de personas que durante el perĂodo del nacionalsocialismo fueron deportadas, perseguidas, asesinadas o llevadas al suicidio. Son bloques cuadrados de concreto con una longitud de arista de 9,6 cm y una altura de 10 cm. En la parte superior hay una placa de latĂłn hecha individualmente. Estas piedras se introducen en el pavimento o el revestimiento de las aceras al mismo nivel, por lo cual no se tropiece con ellas. Sin embargo, se llaman piedras tropezonas, porque viĂ©ndolas te tropiezas con la mirada. Están destacando y nos inspiran a pensar, a hacer una pausa.
Por lo general, se montan directamente en la acera delante de un edificio, una casa donde vivĂa la gente a ser recordada. Es particularmente alarmante cuando encuentras varias de ellas en frente de una casa, a veces hasta cinco o incluso más. Esto hace a uno consciente de las atrocidades que ocurrieron allĂ.
La primera piedra fue instalada por Gunter Demnig el 16 de diciembre de 1992 en frente al ayuntamiento histĂłrico de Colonia. Era el 50 aniversario de la orden de Heinrich Himmler para la deportaciĂłn de gitanos (edicto de Auschwitz). En la piedra se leerán las primeras lĂneas de este decreto. De ahĂ poco a poco resultĂł la idea de poner más de dichas piedras, inicialmente sĂłlo en Colonia y sin autorizaciĂłn oficial. No fue hasta julio de 1997 cuando comenzaron a instalar estas piedras con permiso oficial.
La idea del artista es regresar su identidad a las vĂctimas del rĂ©gimen nazi, que han sido degradadas en los campos de concentraciĂłn a puros nĂşmeros sin nombres. Al leer los textos en las piedras automáticamente uno se está inclinando, es como un homenaje simbĂłlico a las vĂctimas. Marcando “la escena del crimen de la deportaciĂłn”, que a menudo se encuentran en medio de zonas urbanas densamente pobladas, al mismo tiempo se pone en cuestiĂłn el argumento de protecciĂłn declarado por algunos testigos que no vieron nada, ni supieron nada de las deportaciones.
El artista está criticando la idea de monumentos centrales donde sĂłlo una vez al año por algunos polĂticos se pone una corona de flores para conmemorar. Con las piedras tropezonas Ă©l quiere construir un monumento descentralizado para las vĂctimas. Por supuesto no tropiezas sobre las piedras con los pies, pero con la mente y con el corazĂłn. Esta es la intenciĂłn detrás de la idea.
© Emma Breuninger 2022-06-16